Como Dioses
The genetic age:
Our perilous quest to edit life
Matthew Cobb
Profile Books
Londres (2022)
448 p.
- Lluís Montoliu
- CNB-CSIC y CIBERER-ISCIII
El progreso en biomedicina es imparable y en los últimos 50 años ha sido vertiginoso. Propuestas que antaño sonaban como fantasiosas o producto de la imaginación de los más reputados escritores de ciencia ficción han acabado siendo reales, posibles o, por lo menos, técnicamente abordables. Los sucesivos hallazgos disruptivos en genética se solapan en nuestra mente de tal manera que nos falta muy a menudo tiempo para detenernos a reflexionar sobre lo que ahora podemos hacer. Y, especialmente, sobre lo que deberíamos, o no, hacer. Por recordar solamente algunos episodios clave: el descubrimiento de los enzimas de restricción, que dio paso a la ingeniería genética, al ADN recombinante, y la famosa reunión en Asilomar en 1975; la transgénesis animal y vegetal; la amplificación de moléculas de ADN con la técnica de la PCR; la mutagénesis dirigida a partir de células embrionarias pluripotentes; la terapia génica; la clonación de mamíferos; y, naturalmente, las técnicas de edición genética con su estrella rutilante: la tecnología CRISPR.
Todo lo anterior ha sido el caldo de cultivo necesario para que un zoólogo británico, experto en estudios de comportamiento de Drosophila y divulgador científico como Matthew Cobb, de la Universidad de Manchester, nos proponga tomarnos un tiempo para reflexionar sobre el pasado, presente y futuro de esta era de la genética en la que vivimos, en su libro titulado “La era de la genética: nuestra peligrosa búsqueda para editar la vida” publicado a finales de 2022, todavía no traducido al español.
Cobb centra su preocupación en tres aplicaciones potenciales de la edición genética con CRISPR, cuyas consecuencias ya hemos empezado a vislumbrar: (1) la creación de seres humanos con características genéticas determinadas, incorporadas en la fase embrionaria y, por lo tanto, irreversibles y heredables; (2) la tentación de usar las propuestas de impulso génico (gene drive en inglés) para controlar el ambiente y, por ejemplo, combatir la malaria atacando a los insectos que diseminan el parásito que la causa; y (3) la posibilidad de aplicar todas las técnicas actuales de modificación genética para crear agentes patógenos todavía más peligrosos, con potencial de ser usados como armas biológicas.
El primero de sus miedos ya es una realidad. En noviembre de 2018 conocimos los desvaríos mesiánicos de He Jiankui, al anunciar el nacimiento de los primeros seres humanos con su genoma editado con CRISPR en embriones, con la inane idea de crear una estirpe de personas resistentes al VIH, causante del SIDA. Tal despropósito, que no logró, puso en riesgo la vida de tres niñas, que deberán ser supervisadas médicamente el resto de sus vidas, y generó una cascada de reacciones y reflexiones que tienen su continuidad también en este libro de Cobb. La pasta de dientes ya había salido del tubo, y ya era imposible volver a meterla.
El segundo de los temores de Cobb es todavía especulativo pero real. Los expertos en impulso génico confiesan su desconocimiento sobre cómo reaccionaría un ecosistema cuando se eliminara, súbitamente, una especie del mismo. Por ejemplo, el mosquito que suele transmitir el plasmodio, causante de la malaria. Hasta los biotecnólogos más optimistas aceptan que lo más probable sería el resurgir de alguna otra especie de mosquito con presencia limitada en el entorno que, en ausencia de la primera, ocuparía su lugar y pasaría a ser preponderante, para seguir dispersando el parásito. Ejemplos de resultados inesperados en fallidos intentos de controlar un ecosistema no nos faltan, como la introducción del sapo de caña, originario de Centroamérica, en Australia, para combatir el escarabajo de la caña de azúcar. Esa idea nunca funcionó: el sapo no logra llegar a la altura donde se sitúa el insecto, pero sí provocó una sobrepoblación extraordinaria del anfibio cuyas consecuencias ambientales siguen hoy en día, al no existir en Australia depredadores que lo acosaran.
El tercero de sus miedos es el más atractivo para los amantes de las conspiraciones y de las más horribles catástrofes biotecnológicas jamás imaginadas. El uso de las nuevas tecnologías para crear virus mortíferos contra los que la humanidad sea incapaz de luchar. Tenemos la pandemia Covid-19 demasiado reciente como para que Cobb no mencione la hipótesis (nunca demostrada y actualmente ya desechada, el mismo autor lo deja claro) del posible origen humano del coronavirus SARS-CoV-2, con la falsa especulación de que podría haber escapado al control de algún laboratorio a través de un vertido accidental.
Cobb, reconocido autor de libros de divulgación científica de gran éxito, se adentra en este último título en los ámbitos de la bioética, situándonos ante una realidad, a veces incómoda, a la que hemos llegado con avances científicos que, ciertamente, nos dan un poder (y una responsabilidad) que nunca antes tuvimos como especie en este planeta. No es casual que su tradicional contención británica salte por los aires en el título más explícito con el que aparece su libro en Estados Unidos: “Como dioses: una historia moral de la era de la genética”.