A+ A-


Esperemos que vuelva la sensatez…

  • Antonio Vicente Ferrer Montiel

  • Editor de SEBBM

Estaba preparando la editorial acerca del impacto del Real Decreto Ley 32/2021 de 28 de diciembre, de medidas urgentes para la reforma laboral en el desarrollo de los proyectos y contratos de I+D+i, y hasta que punto, el anteproyecto de Ley por el que se modifica la Ley 14/2011 de la ciencia, tecnología e innovación corrige o alivia los aspectos más comprometedores para el desarrollo de la investigación que introduce la reforma laboral, cuando el presidente de Rusia ordenó la insólita y sorprendente invasión de Ucrania. Permitidme comenzar esta editorial declarando nuestra solidaridad con la sociedad ucraniana por la agresión injustificada que están sufriendo, que esta destruyendo sus vidas. Es un acto sin sentido, vergonzoso, censurable y que merece la más firme condena y rechazo. En pleno siglo XXI, y tras la pandemia que todos acabamos de sufrir y de la que nos estamos recuperando, no se pueden entender los argumentos expuestos por el presidente ruso para ordenar una agresión de esta magnitud, que no solo afecta a Ucrania, sino a todos. Mas que nunca hay que insistir en que el fin no justifica los medios, y el uso de la fuerza es inaceptable para resolver cualquier tipo de disputa o conflicto. 

 

Aparte de dar todo nuestro apoyo y solidaridad a la sociedad ucraniana, quisiera aprovechar esta editorial para lanzar un mensaje a todos los socios para que, en la medida de nuestras posibilidades, ofrezcamos ayuda a nuestros colegas ucranianos cuya vida se ha visto abruptamente truncada por este incomprensible golpe. Profesores, investigadores y estudiantes se han encontrado de la noche a la mañana con una situación inaudita, con un impacto imprevisible en sus vidas y en sus carreras. Sin posibilidad de poder desarrollar su actividad docente e investigadora en condiciones mínimas de seguridad para sus vidas y sus familias. Considero que es una responsabilidad social, no sólo ofrecerles un refugio que garantice su seguridad y la de sus familias, si no también de brindarles la posibilidad de continuar con su carrera profesional abriéndoles nuestros laboratorios y proporcionándoles los medios posibles, hasta que esta atrocidad concluya. Creo que todos somos conscientes del tremendo drama que se está viviendo en Ucrania y que todo granito que podamos aportar para paliar el sufrimiento infringido es una necesidad moral y ética que no podemos ignorar. Condenemos la invasión sin paliativos, con dureza y sin fisuras, pero no nos quedemos pasivos ante la catástrofe humana que estamos viendo. Tendamos nuestras manos para ofrecer a nuestros colegas una oportunidad de continuar su vida y su trayectoria profesional en un entorno seguro y pacífico. 

 

Por otra parte, reprobemos sólo la actitud agresiva de los responsables políticos de esta pesadilla, pero seamos cautos y no extendamos la condena a toda la sociedad rusa, pues una mayoría de ésta no apoya la decisión de sus mandatarios, como estamos viendo en las diferentes manifestaciones en contra de la inter vención armada. Estoy convencido que muchos de nuestros colegas rusos también están sufriendo por esta canallada de su presidente. Por ello, mostremos también nuestra solidaridad y apoyo a los que están en contra de esta locura y evitemos culpabilizar a todo un pueblo por la megalomanía de unos pocos que han perdido los valores sociales y todo el sentido de la responsabilidad moral que debe guiar la gobernanza de un país. Los imperios deben seguir siendo hechos históricos, de un pasado que no se debe repetir. 

 

No queda más remedio que desear que esta locura termine pronto por el bien de nuestra sociedad. La fuerza invasora debe detener el ataque, retirarse y sentarse a dialogar hasta encontrar unas condiciones y posición común que permita una vida pacífica, respetando la identidad de los dos países, su cultura y su bienestar. El uso de la fuerza no ha sido nunca un medio aceptable para alcanzar logros políticos, solo los argumentos de la razón y el dialogo son armas y vías apropiadas para conseguir acuerdos respetuosos, aun cuando las partes tengan que renunciar generosamente a alguna de sus pretensiones. No hay que olvidar, que los gobernantes son representantes de los pueblos y que sus decisiones nos afectan a todos, más intensamente a sus respectivas sociedades. Presidente Putin, ¡termine con este disparate y vuelva al poder de la palabra como forma respetuosa e inequívoca para librar guerras y ganarlas!

 

Me reservo la editorial del número de junio para abordar el tema de la reforma laboral y la modificación de la ley de la ciencia. Estoy completamente alineado con el objetivo de mejorar las condiciones de todos los trabajadores, pero me temo que, con la normativa propuesta, se va a desproteger y a perjudicar a jóvenes investigadores que tenían como vía para impulsar su carrera científica la participación en contratos por obra y servicio ligados a la duración de los proyectos y contratos de investigación. Sres. Legisladores les pediría un poco de conocimiento y sensibilidad con nuestro sistema de I+D+i, para garantizar el futuro de nuestros jóvenes investigadores y de la ciencia… 

 

 

 

 

 


¿Te ha gustado este artículo? Compártelo en las redes sociales: